Cristiano ya ha entrado en modo ‘bicho’, algo que hemos aprendido a reconocer también en Italia. Se le nota cuando el tiempo que le dedica a celebrar un gol es cada vez más corto y ya se está desesperando por no haber metido otro más. Su racha, probablemente, es la única buena noticia para una Juventus de Sarri que sigue sin convencer. Tras la derrota con el Milan, ha sumado dos empates con Atalanta y Sassuolo, ambos sufriendo lo insufrible.
El triunfo con una Lazio en pedazos y mermada por las lesiones (2-1), llegó con el miedo a desperdiciar el tercer 2-0 en cuatro jornadas y con el técnico juventino pidiendo la hora (hasta sustituyó a Dybala por Rugani para terminar con tres centrales). Si, a pesar del momento negativo, el noveno scudetto consecutivo está ya en el bolsillo (tirar ocho puntos de ventaja sobre el Inter en cuatro jornadas parece imposible), muchísimo mérito lo tiene el portugués, que está intratable.
Sus 30 dianas ligueras son otro hito para la Juve. Ningún jugador del club sumaba tantas desde Hansen en 1952, y está cerca de caer también el récord de Borel (31). Y a Cristiano le quedan muchos desafíos en las últimas cuatro jornadas. Puede batir a Higuaín, que en 2016 con el Nápoles firmó el récord del campeonato italiano (36).
Además, si termina siendo capocannoniere, sería el único en haber sido máximo goleador en las tres ligas top europeas. Luchará con Ciro Immobile, que lleva sus mismos goles y otro hecho increíble: era desde 1951 que la Serie A no presumía de dos jugadores con 30 tantos. Vaya donde vaya,
Cristiano hace historia, y de esta interminable temporada aún queda lo mejor: la Champions. Su hábitat natural.